On 11 diciembre 2010 1 comentarios

La obra:

Aunque no fue el primero, Favole: Angel Wings podría buenamente servir como una especie de introducción a la obra de Victoria Francés. El librito cuenta la historia de Neve, una niña huérfana acompañada únicamente por su gata Emma en un paisaje perpetuamente nevado, a la vez que (mediante bocetos con pequeñas notas) la autora nos explica el proceso de creación del vestido de la protagonista, que podemos ver sobre el cuerpo de la propia Victoria Francés en una fotografía al final del libro (fotografía que, de hecho, se convirtió en póster). Quizás es algo escueto para su precio (rondaba los 3€ cuando salió), pero de todas formas las ilustraciones, y en especial la portada, son bastante interesantes. Los textos están tanto en castellano como en inglés, alemán y portugués, para los curiosos. La pequeña historia está narrada de una forma muy bonita, con diminutivos y un tono general bastante dulce a la par que melancólico. Es, de cualquier forma, interesante.



Ebony en FavoleEn abril de 2004 aparece Favole 1. Lágrimas de piedra, que logró sorprender a todos los sectores del público por la calidad tanto de textos como de ilustraciones, así como por la espléndida edición de Norma Cómics en papel de calidad, tapa dura con un grabado y sobrecubiertas. Así, la obra de Victoria Francés, una total desconocida hasta el momento, se convirtió en la revelación de la temporada, cosa que se demostró en los diversos salones a los que acudió la autora.


Tras una introducción en la que explica, más o menos, los motivos que la han llevado a escribir e ilustrar “Favole” (más bien su fuente de inspiración), arranca el prólogo, en el que se nos presenta a Ezequiel, un poderoso vampiro que se convertirá en una de las figuras centrales de la obra, y a través de sus recuerdos iremos conociendo las diversas historias que conforman el universo de “Favole”.

En el primer relato (llamadlo parte, capítulo…como prefiráis), Vírgenes del lago, conocemos a Lavernne, convertida en reina del lodo y los pantanos por el mordisco fatal de Ezequiel. El dibujo es algo más “flojo” (a la genial manera en que lo es), con un uso del color más plano y oscuro que en otros. Empiezan a dibujarse, por otro lado, las pautas que se convertirán en tónica durante toda la obra: doncellas virginales enfundadas en largos vestidos, con gesto triste y melancólico, y lágrimas negras descendiendo por sus mejillas. El texto que acompaña a las ilustraciones, si bien sirve como complemento más que adecuado, es aún algo denso, aunque poco a poco es fácil adaptarse al personal estilo de la autora.

El segundo capítulo, Ángeles del silencio, se centra en la figura de Marquise, una hermosa dama rumana enamorada de un ángel de piedra y de su propio violín. Ella misma inicia a Ezequiel en los rudimentos de este arte, y cae presa de su abrazo vampírico. Aquí el dibujo mantiene el estilo, si bien algo más trabajado y detallista, y adquiere una mayor gama de colores. El violín se convertirá, además, en uno de los objetos recurrentes de la obra. En conjunto, resulta una historia muy bonita, y la misma portada es una imagen de Marquise abrazada a su bienamado ángel de piedra.

La tercera y última parte, Teatro de máscaras, introduce a la que se convertirá en protagonista (o al menos personaje conductor) de la obra en el resto de entregas. Favole, la doncella veneciana a quien Ezequiel rescató de una terrible muerte bajo una tormenta de nieve. En esta dama espectral podemos reconocer bastante bien los rasgos de la propia autora (acentuados sobre todo en los libros posteriores). Las ilustraciones de este fragmento son probablemente las mejores del tomo, y recogen, además de hermosas y etéreas imágenes de ciudades como Génova y Venecia, diversas ilustraciones de las ensoñaciones de Ezequiel y la propia Favole. Destaca entre todas las demás una imagen de la joven pelirroja tendida en un lecho de hojarasca, aferrada a su violín y con un gesto de sufrimiento perfectamente capturado. El texto, al igual que en los otros dos relatos, es un acompañamiento agradable para las ilustraciones, y que hilvana la historia de forma maravillosa.

A mediados de 2005 aparecía publicado
Favole 2. Libérame. Se repite la excepcional edición de Norma, pero desde la primera página podemos comprobar que la autora ha mejorado sensiblemente respecto a la primera parte. Aunque hay algunos bocetos, la mayoría de las ilustraciones muestran unas líneas más claras, un color mucho mejor aplicado, más vivo y realista, haciendo que haya imágenes que realmente saltan del papel.



Tras una introducción narrada en primera persona y acompañada de una bonita y evocadora ilustración, aparece un prólogo en el que se resume lo acontecido en el primer libro.

El hada de Venecia se centra completamente en la figura de Favole, de vuelta a su ciudad natal, embebida del recuerdo del vampiro Ezequiel. Allí ve pasar los años, sola o con la compañía del pequeño y esquivo Sacha, que la esquiva por los rincones. Entre marionetas y carnavales, Favole añora a su vampiro, ahogada por la melancólica de la ciudad de Venecia. El salto artístico empieza a hacerse patente a partir de este capítulo, ya que nos ofrece muchas imágenes que, centrándose en las figuras de Favole o Sacha, nos muestran también el paisaje gris de Venecia, con sus puentes y sus estilizadas góndolas. Hay ilustraciones muy bonitas, como la de Sacha vestido de bufón al pie de un canal, o Favole con un vestido blanco, desvaneciéndose como si fuera un fantasma, y que logran darle un tono bastante triste al relato, apoyado por los ya mencionados escenarios lóbregos y grisáceos, entre los que destacan los vivos colores de los disfraces y las máscaras.

La segunda historia, Cauldrón, nos presenta a Ebony, una joven bruja abandonada en los bosques desde su infancia debido a la intolerancia y el fanatismo de la Inquisición. En su camino, y tratando de seguir los pasos de Ezequiel, aparece Favole. La doncella veneciana convertida en espectro termina por pedirle a Ebony la clave para encontrar a Ezequiel, y ésta le reclama un beso a cambio. Así, el beso vampírico convierte a Ebony, que utiliza sus nuevos poderes (una vez Favole la ha abandonado) para consumar su venganza contra los habitantes de su antigua aldea. Éste es, en mi opinión, el mejor relato de todo el tomo. Aparte de que los textos me parecen de lo más evocador y sugerente, las imágenes son muy poderosas: bosques umbríos y misteriosos, Ebony tendida sobre un lecho de hojas en mitad del bosque, o la propia bruja con un sendero de sangre en la barbilla… Todas ellas denotan una vez más el progreso artístico de Victoria Francés de una manera impresionante.

Imagen de FavoleCierra el tomo Necross, una historia que continúa el viaje de Favole hasta las tierras rumanas donde, según Ebony, reposa Ezequiel. Por el camino, ella se cruza con Abel, el hijo de Marquise (a quien ya conocimos en el primer tomo) convertido en vampiro. Él mismo le informa del paradero actual de Ezequiel, y le entrega el Necross, el amuleto que le conducirá hasta su amado vampiro. Excepcionales, los dibujos de esta historia, aunque también incorpora varias páginas de bocetos. Destaca sobre todo una imagen a doble página del encuentro de Favole y Abel en un bosque, o de la propia Favole enfundada en un ornamentado vestido blanco, con un gesto de tristeza infinita y las ratas como única compañía.

Y por fin, tras un pequeño retraso (estaba anunciado para finales de 2005), Favole 3. Gélida luz apareció en abril de 2006, en mitad de una tremenda expectación por parte de los lectores. Y no era para menos, visto su contenido. Si bien se mantiene y refuerza el estilo, las ilustraciones ganan en calidad y matices de color. La técnica se refina, y los “bocetos” que abundan en el libro se asemejan cada vez más a las ilustraciones más trabajadas. En lo literario, es el tomo más ameno, con el mismo estilo pero mucho más ágil, y por primera vez incluye diálogos.

La introducción vuelve al tema de las marionetas, pero desde el punto de vista de una de ellas, llevando a ese terreno los toques melancólicos de la autora. El prólogo, de nuevo, nos relata fugazmente lo ocurrido en los libros anteriores.

Favole continúa su camino por Rumanía en pos de Ezequiel, y en La dolorosa. Dulce epidemia se encuentra con las Hadas del Desamparo, hermosas ninfas de los bosques entre las que reina Lavernne (que ya apareció en “Favole 1”). De la mano de Anna, una doncella de cabello castaño y ojos azules, Favole logra despertar a Lavernne, que le proporciona una enigmática información sobre el Necross. En este relato cabe destacar lo excepcional y trabajado de las ilustraciones, que son realmente impresionantes. Tanto el retrato en primer plano de Anna como el de Lavernne son auténticas maravillas, así como los de las demás Hadas, llenas de detalles y del toque gótico característico en la autora.

La segunda historia, Angelique. Violetas entre el hielo, nos presenta a Perséfone, una niña enferma que juega y canta en una extensión de nevadas perpetuas. El día de su florecimiento, aparecen ante ella Favole (excepcional el retrato, una vez más, que hace Victoria Francés de sí misma para dibujar al personaje) y Angelique. Una en el papel de hambrienta vampira y la segunda como una especie de oscuro y dulce ángel de la muerte. Aunque no es el mejor de los tres capítulos, destaca por algunas imágenes de los dos personajes antes mencionados.

Por fin, con Gélida luz. El fin de la tiniebla concluye la historia de Favole y Ezequiel, finalmente reunidos en un castillo rumano donde él reúne a su corte vampírica y toca desenfrenadamente el violín. El Necross, entregado por Abel a Favole, cumple la misión que había señalado Lavernne en el primer capítulo de este "Favole 3", y la historia, pese al ominoso y melancólico que respira, termina con cierta felicidad, incluso para el jovencito Sacha. Al final, la tristeza la guardan únicamente los ángeles de piedra. De cualquier modo, es un excepcional colofón para uno de las obras más destacadas en el campo de la ilustración de los últimos años, y aunque algunos de los trabajos de este último capítulo están más “abocetados”, mantienen el magnetismo y la belleza que ya marcan las obras de Victoria Francés.

A partir de la saga “Favole” han aparecido una serie de pósters oficiales (relacionados un poco más abajo) de gran tamaño distribuidos por Norma Editorial, además de algunos licenciados por otras empresas especializadas, un calendario, un diario, sets de sobres y papel para cartas, chapas, marcalibros (gratuitos en el Salò del Cómic de Barcelona), y un portafolio. Se habla, incluso, de una línea de ropa basada en los diseños de Victoria Francés para los personajes de sus obras, que como ya se demostró en Angel Wings son perfectamente trasladables a la realidad.

Victoria Francés en Highgate, LondresEl portafolio consta de seis láminas, que incluyen la portada de “Angel Wings”, así como imágenes de “Favole 1, 2 y 3”. Al salir publicado antes de la aparición de la tercera entrega, las nuevas láminas fueron la delicia de los fans de la autora en su momento.

“Favole” fue recientemente publicada en EEUU con un éxito abrumador (de hecho, parte del merchandising se estrenó en Estados Unidos antes que en España), y seguramente no sea el único país que reciba con tanto éxito la obra de Victoria Francés. 

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo soy fanatica de Favole,me gustaria saber sobre su autora y la lista de sus otras creaciones..
Gracias y sigan adelante...

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